¿A qué sabe una nube? ¿Y una sombra? Descúbrelo en Málaga

Quizás a la mayoría de nosotros pueda extrañarnos esta pregunta, sin embargo no hay un solo malagueño que no supiera responder a esta cuestión, y quizás incluso recomendarte su lugar preferido para disfrutar una nube.

Y es que algo que sorprende a muchos turistas que viajan a Málaga es escuchar en algún bar “camarero, póngame dos sombras”. Sin embargo ningún otro malagueño mirará con extrañeza ante esta petición tan inusual para el resto de nosotros.

Así que ¿a que sabe una nube o un sombra? Pues nada más y nada menos que a café.

Los españoles y el Café

A los españoles nos encanta el café, el 87% de la población entre los 18 y 74 años toma café de manera asidua, siendo de 2,2 la media de tazas que solemos tomar los españoles al día, según recogen algunos estudios. Sin embargo para gustos, cafés. Y es que esta bebida ha sufrido una gran evolución y refinamiento en las últimas décadas, ya sea por el origen de su plantación (café colombiano, árabico, de Kenia, etc), por la temperatura en la que lo tomemos, por la forma de prepararlo (en cafeteras, expresso, en ibrik o de cápsula), por los ingredientes con los que los acompañemos (cacao en el caso de los mocca, licor en el del carajillo o leche condensada en el café bombón, por solo mencionar algunos)  e incluso por su presentación ya que cada vez vemos más cafeterías en las que sus baristas nos ofrecen auténticas obras de arte formadas con la espuma de la leche. 

¿Pero, que tiene todo esto que ver con nubes y sombras?

Café Central Málaga

Cada persona toma el café de una manera diferente, endulzándolo con miel o sacarina, con más o menos leche o sin rastro de ella. De esta cuestión se dio cuenta uno de los camareros del mítico Café Central de Málaga, fundado a principios del siglo XX.

Desde la barra del bar, su dueño (José Prado Crespo) se percató de que cada cliente pedía el café a su gusto colocando los dedos en el vaso para indicar cuánta cantidad quería de éste en proporción a la leche.

De este modo, surgió la idea de crear una categorización propia para clasificar los cafés, un catálogo en forma de mosaico que aún puede verse al visitar el Café Central de Málaga. En éste quedaba reflejado con un nombre cada uno de los tipos de cafés, los cuales se clasificaban (de más oscuro a más claro) de la siguiente manera: 

Solo (100% café), largo (90% café y 10% de leche), Semilargo (80% solo café), Solocorto (60% solo café), Mitad (50% café y 50%de leche), Entrecorto (40% café y 60% leche), Corto (30% café, 70% leche), Sombra (20% café, 80% leche) y Nube (10% café y 90% leche). 

En algunas ciudades se conoce a estos dos últimos tipos como “café manchado” mientras que en otros es llamado “café lágrima”.

Por último tenemos el “no me pongas nada” para aquellos a los que no les apasione esta bebida, y que refleja no solo el sentido de humor del dueño de esta cafetería, sino su ingenio.

Así que si tenéis planeado un viaje a la bella Málaga, podéis probar a pedir como un auténtico lugareño y visitar, de paso, el Café Central de Málaga que se encuentra en plena plaza de la Constitución.